sábado, 10 de septiembre de 2016

Relato enviado por @parejalokitos2

Este relato nos lo envían los queridos amigos twiteros @parejalokitos2... disfrutadlo! 


Aquella tarde Lokita vino a buscarme al salir del trabajo. Traía puesto un precioso vestido negro de algodón, ajustado como un guante, y sandalias de cuña con tiras hasta la rodilla.
El vestido se ceñía a su cuerpo como una segunda piel, dejando adivinar que la ropa interior o estaba en su bolso o simplemente no estaba. Sus pezones se pusieron duros cuando vio mi sonrisa al contemplarla haciendo que la gente se diese la vuelta para mirarla mientras se alzaba sobre la punta de sus pies para besarme. Parecía una diosa.

Me miró con cara de pícara y me pidió que fuésemos al parking donde había aparcado el coche.
Conozco a Lokita, y la sola idea de que hubiese tramado algo para mi, hizo que bajo mi pantalón comenzase a fluir y a palpitar con fuerza la sangre que irriga las venas de mi miembro.


Había aparcado el coche en la última planta del sótano. Un lugar lúgubre y oscuro donde apenas dormitaban media docena de vehículos. No había más luz que la que entraba por los sucios ventanucos que daban a un patio interior sin vida.
Al llegar allí, mientras sus manos apretaban con deseo mi entrepierna, me dijo solo tres palabras: “Estoy muy caliente”
Sin pararse a comprobar si había alguien allí, algo bastante improbable, levantó despacio su vestido, que se deslizó con un sensual sonido hasta dejar a la vista sus caderas perfectas y su sexo recién rasurado. Mi miembro se convirtió en piedra y sin más prolegómenos, Lokita se agachó sobre las cuñas de sus sandalias en una postura sexy y provocadora a la vez que obscena..
Bajó despacio la cremallera de mi pantalón, relamiéndose mientras clavaba en mis ojos su ardiente mirada de miel y almendra. Metió con cuidado una mano y sacó mi verga y mis huevos sin molestarse en desabrochar el botón ni el cinturón. Le encanta verla así, asomando erecta sin quitarme la ropa. A su disposición.



Comenzó a mover su mano arriba y abajo muy despacio, recreándose, mirándola y acercándola a su cara. Gemíaexcitada cuando la tomó con su boca húmeda, caliente y suave como la seda.
Lamía con su lengua, sorbía mi glande empapado en saliva y tragaba hasta el fondo aumentando el ritmo de su mano y sus gemidos con mi verga erecta palpitando para ella.
Su excitación iba en aumento. Aquel lugar, la posibilidad de que nos sorprendieran en aquella situación, su sexo desnudo y expuesto tan cerca del suelo, que entre sus pies comenzaba a aparecer gotas de su propia humedad…mmmm estaba empapada y eso era algo que me ponía a cien.
Cuanto más se excitaba, más saliva empapaba su insaciable boca, y pronto comenzó a escurrir por su mano y mis huevos mientras escuchaba el sonido de su bocatragando y tragando…
Entonces vi un movimiento en un coche cercano aparcado en un rincón oscuro de aquél sucio garaje. En el interior había un hombre joven que, verga en mano, no perdía detalle de aquella mujer con el vestido por la cintura y sin braguitas que estaba poniéndose morada de verga a solo unos metros de su ventanilla.
Miré alrededor y comprobé que no había cámaras.
Y entonces tuve una idea perversa.
“Sigue chupando, no pares, hay un muchachote viendo lo cochinita que es mi chica”
Ella obedeció. No miró, pero la intensidad de las embestidas de su boca y sus gemidos ensordecidos por mi polla aumentaron notablemente indicándome que le encantaba lo que acababa de decirle.
Ante la mirada atónita del muchacho, la agarre del pelo, suave pero firme, y la obligué a ponerse en pié.
Le dí la vuelta y hundí mi mano entre sus nalgas con firmeza tirando hacia atrás obligándola a arquearse con el culo doblegado a mis bruscas caricias. Estaba empapada, completamente empapada. Más que nunca.
“Ahí lo tienes, pajeándose a tu cuenta”
“Mmmmmssssiiihhhh” gimió como una perra en celo moviendo su culito en mi mano que cada vez estaba más mojada con su flujo hirviente.



Y entonces me decidí.
La acerqué cogida del pelo hasta la ventanilla del coche del muchachote, que nos miró con cara de susto mientras su mano sujetaba una verga de considerables proporciones con las venas a punto de explotar.
“Si bajas la ventanilla le dejo que te eche una mano.”
Le dije sonriendo con malicia sin dejar de meterle mano a Lokita que apoyó sus manos confirmando mi oferta en la puerta de aquel coche.
El muchacho accedió en silencio y bajó la ventanilla. De un tirón bajé la parte superior del vestido de Lokita dejando al descubierto sus turgentes pechos de manzana con los pezones apretados y erectos como para cortar cristal.
Ella metió la cabeza y medio cuerpo dentro, estaba excitada como nunca la había visto y su mano se hizo con urgencia con aquella enorme verga que apenas podía abarcar con sus dedos.
Mientras movía su mano arriba y abajo lentamente, besaba al muchacho con tanta ansia que podía escuchar el sonido se su lengua encharcada de saliva en la boca de aquel afortunado chaval.
Seguí acariciando su sexo desde atrás y hundí tres de mis dedos en él. Ella culeaba poseída por la lujuria.
“Se que estás deseando meterte ese pollón en la boca, hazlo” le dije empalmado como un caballo ante una yegua en celo. No había acabado la frase y ella ya tenía aquella enorme verga en la boca. Gemía, chupaba, lamía y tragaba mientras al chaval se le ponían los ojos en blanco. Lokita sabe lo que hace con la boca, vaya si lo sabe. Mientras él toqueteaba torpemente las tetas de mi chica, decidí penetrarla allí mismo.
Clavé mi verga de un solo empujón y ella arqueó la espalda con una expiración lujuriosa. Un hilo de baba unía su caliente boca a la verga del muchacho. Con mi segunda embestida, volvió a meterla en su boca y tragó a fondo. Quería clavarse bien dentro aquellas dos pollas que la estaban llevando al extasis.
Bombeé con fuerza. Ella no podía dejar de comerse aquella polla y la situación era tan excitante para ambos, que se corrió sin soltar la verga que follaba su boca. Depués me corrí yo en su coño empapado. Estaba tan excitado que mi verga seguía como una piedra,bombeando mientras el semen comenzaba a escurrir por el interior de sus muslos de hembra.
Entonces explotó el chaval. En la boca de mi chica.
Ella seguía gimiendo y moviendo su mano arriba y abajo, acompañándolo en su orgasmo mientras tragaba la abundante juvenil descarga de semen sin sacarla de su boca ni un instante.


Y siguió comiendo hasta dejarla impecablemente limpia. Su mano parecía negarse a soltar aquel miembro que la desafiaba a seguir allí pegada. Le dio un morreo al muchacho poniéndolo perdido del semen que no había sido capaz de contener. Tiré de nuevo de su pelo y la arranqué de la ventanilla del coche de nuestro “amiguito”
“Has tenido bastante, mi amor?” le dije limpiando la comisura de sus labios con mi pañuelo.
“Si. De momento”
Nos subimos a nuestro coche y nos fuimos a casa.
Esa noche follamos como posesos. Sexo salvaje. Sexo cómplice. Sexo de Lokos el uno por el otroSexo de te como entera. Sexo de me vuelves Lokito.
FIN